El retrato del matemático Luca Pacioli (c. 1445-1517), que se conserva en el Museo Nacional de Capodimonte en Nápoles, es el cuadro más reproducido en los libros de historia de la matemática. Se trata del primer retrato de un matemático de prestigio.
Luca Pacioli
es conocido en la historia de las matemáticas gracias a dos de sus obras. La
primera, 'Summa de Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalità'
(1494), fue una enciclopedia del conocimiento matemático de su época, muy
conocida pues se escribió en su lengua vernácula y era la
primera enciclopedia matemática impresa. Su segunda obra prestigiosa 'De Divina
Proportione' (1509) dedicada a la geometría , en concreto al número áureo, que
tiene mayor mérito y originalidad; aunque en su tiempo no gozó, ni mucho menos,
de la popularidad de su 'Summa'. Sus ilustraciones son de Leonardo da
Vinci.
En el cuadro Pacioli aparece como franciscano, hizo votos en 1472 cercano a la treintena, y aparece ataviado con el hábito de la orden. Está señalando una construcción geométrica en una pizarra, en cuyo canto está escrito 'Euclides'. Su mano izquierda se posa sobre un libro abierto que, según los expertos, es una copia del libro XIII de los 'Elementos' de Euclides. A la derecha hay otro libro que en su canto leemos las iniciales de Luca Pacioli, así que se sospecha que se trata de su 'Summa'.' Sobre la obra se apoya un dodecaedro ejecutado en madera. Se trata del quinto sólido platónico, al que la teoría de los elementos asignaba la quinta esencia o éter, la sustancia con la que están hechos los cielos.
En la esquina superior izquierda, pendiendo de un hilo, podemos apreciar el objeto más extraño del cuadro. Se trata de un rombicuboctaedro ejecutado en cristal, un sólido convexo formado por 26 caras: 18 cuadrados y 8 triángulos equiláteros. Se dice que simboliza la pureza y la intemporalidad de las matemáticas. Se trata de uno de los 13 sólidos arquimedianos, aquellos de caras formadas con polígonos regulares descritos por Arquímedes en un trabajo perdido. En el cuadro, el rombicuboctaedro aparece semilleno de agua, condición que permitió al pintor crear un juego de reflejos y refracción, donde podemos apreciar una ventana.
Estos detalles, junto a los objetos dispuestos sobre la mesa como una esponja, un compás, una tiza, un transportador de ángulos… (instrumentos que asociamos al quehacer matemático) dan un aire de naturaleza muerta y cierto misterio al cuadro. Para algunos estudiosos, Pacioli se retrató dando una clase, éste fue un gran maestro itinerante y tal vez quiso pasar a la posteridad en actitud de maestro y rodeado de sus utensilios. Por esa condición, algunos críticos de arte han denominado al joven desconocido, que aparece a la siniestra de Piacoli, el 'eterno estudiante'. Otros críticos opinan que el acompañante de Pacioli, no era más que su señor de turno: el duque Guidobaldo da Montefeltro. La pequeña tarjeta a la izquierda de 'Summa', presenta una inscripción: "IACO. BAR. VIGENNIS. P. 1495", que parece la firma del pintor Jacobo de Barbari (1440-1515), al que se le asocia la autoría.
En 1493, mientras impartía clases en Padua, Pacioli recibió las primeras amonestaciones
de su orden, por esa manía suya de dedicarse a la enseñanza de las matemáticas
y olvidar sus deberes con Dios. Le obligaron a trasladarse a Asís, bajo amenaza
de excomunión, y estuvo dos años sin impartir clases. No es difícil imaginar
que el retrato del que hablamos no fuera del agrado de la orden y que tal vez
lo mantuviera en secreto. En 1508, una bula especial del papa Julio II le
permitió prescindir del voto de pobreza, al que estaba obligado por su orden, y
disponer de bienes materiales. El cuadro ya no debía ser un problema, más allá
de exhibir cierta vanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario