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miércoles, 30 de marzo de 2022

MATEMÁTICAS Y GUERRA 2


 La Segunda Guerra Mundial fue sin duda el conflicto armado más sangriento sucedido en la historia, mostrando a su término una cifra de víctimas mortales  de 52 millones de personas, en comparación a los  9.8 millones que murieron en la Primera Guerra Mundial. Podemos decir  que las matemáticas fueron en gran parte responsables de tanta destrucción, así como de que se acabara la guerra más rápidamente de lo previsto.

Las matemáticas en la Segunda Guerra Mundial  contribuyeron a la ingeniería militar  para la creación de grandes armas,  bombas, las grandes fragatas de guerra, los portaviones, aviones, tanques, etc. En los dos bandos hubo matemáticos dedicados al estudio de material militar, desde el blindaje de tanques hasta la producción de munición pasando por diseños balísticos. Pero no se quedó  solo en la aplicación de fórmulas y cálculos para la ingeniería bélica, sino que tuvo que ver con las estrategias militares, sin las cuales las mejores armas no hubieran funcionado.

 Por ejemplo, un  elemento crucial fue la famosa máquina Enigma, utilizada por los ejércitos alemanes bajo las órdenes de Adolfo Hitler. Era muy parecida a una máquina de escribir convencional: tenía un teclado de 26 letras, un panel de 26 luces cada una marcada también con una letra y tres discos para configurar.  El mecanismo era el siguiente: cuando se tecleaba una letra, por ejemplo la A, un impulso llegaba a los discos que transformaba la A en otra letra, por ejemplo la X.  Así, cuando se escribía un mensaje como ABEJA, se iluminaban por ejemplo las letras XTGSL, que eran enviadas a su destino. Cuando era recibido, el mensaje se descifraba con una máquina Enigma configurada exactamente de la misma forma que la Enigma que lo envió; así, al teclear las letras X, T, G, S y L, la Enigma receptora encendía las luces correspondientes a las letras A, B, E, J y A, y el mensaje era entregado exitosamente.



Pero la sencillez de Enigma contrastaba con la complejidad de su cifrado.  Cada disco podía cambiar cada letra de  formas distintas, y al ser tres había  posibilidades diferentes.  Pero esto no era todo, el orden de los discos era intercambiable, lo que aumentaba este número de posibilidades. Los militares alemanes modificaron Enigma aumentando el número de discos a cuatro, que se escogían de un grupo de ocho o más lo que aumentó el número de posibilidades a millones de millones.  Gracias a esto pensaban que Enigma era inquebrantable.

 Tenemos que tener en cuenta que las comunicaciones eran materia de vital importancia.  Mensajes iban y venían de los altos mandos a los comandantes en el campo de batalla, era pues necesario asegurar el secreto de éstos  y, de ser posible, interceptar los del enemigo.  Por ejemplo, Enigma fue un elemento clave para cortar los suministros que llegaban a Inglaterra a bordo de buques que provenían principalmente de Estados Unidos.  Los alemanes desplegaron una gran cantidad de submarinos que se encargaban de derribar las embarcaciones, pretendiendo así agotar la fuerza de lucha inglesa.  Los ingleses a su vez combatían con el propósito de controlar los mares y asegurar los suministros, así se desató una disputa marítima conocida como la Batalla del Atlántico.

 Sin embargo, fue Alan Turing, posiblemente el más famoso de los matemáticos británicos involucrados en la Segunda Guerra Mundial, que junto con su equipo en Bletchley Park, descifró el código de comunicación secreta de la máquina Enigma. Un golpe de suerte favoreció a los ingleses pues la Royal Navy capturó un submarino alemán  y en él  hallaron una Enigma y un libro de claves.  

Alan Turing 

Alan Turing, considerado el padre de la Computación y de la Informática actual diseñó una nueva máquina  que fue llamada Bomba  y  era la bomba inglesa contra el sistema de encriptación alemán representado por la máquina Enigma.

También,  un grupo de investigadores de Reino Unido, bajo la dirección de Patrick Blackett, posteriormente premio Nobel de Física, logró mejoras en el uso de radar aéreo para localizar los submarinos alemanes entre los años 1942 y 1945. Sus trabajos dieron nacimiento a un nuevo campo de las matemáticas, la Investigación Operativa, que consiste en el uso de modelos y datos estadísticos para tomar decisiones.

Al acabar la guerra,  todos aquellos brillantes matemáticos regresaron al mundo académico, donde pudieron formalizar los atropellados desarrollos obtenidos durante el combate  y utilizarlos para el desarrollo industrial y económico de la sociedad, lográndose así el  avance de muchas disciplinas científicas y tecnológicas de las que nos beneficiamos hasta nuestros días.  

Al finalizar la segunda guerra mundial, el primer ministro inglés, Winston Churchill,  pronunció: “(...) sin el desciframiento de Enigma, la Batalla del Atlántico y la guerra podrían haberse perdido”.  Según algunos historiadores, el trabajo hecho para descifrar los mensajes del ejército alemán acortó el final de la contienda unos dos años.

 


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