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miércoles, 17 de julio de 2024

Sofía Kovalévskaya: la primera Matemática Doctora en el mundo.

 

Sofía Kovalévskaya (Moscú, 15 de enero de 1850- Estocolmo, 10 de febrero de 1891) fue una matemática y escritora rusa  que hizo contribuciones significativas en los campos del análisis, las ecuaciones diferenciales y la mecánica.

Nacida y criada en el seno de una familia rusa de buena formación académica. Desde los ocho años vivió en Políbino,   en una casa donde se respiraba un denso ambiente cultural y científico. Amaba desde niña la lectura y la poesía  y llegó a cultivar con éxito la autobiografía, la novela y el teatro. Pronto adquirió un pensamiento muy independiente, influido por su hermana mayor, la socialista Anna Jaclard; además, dos de sus tíos le inculcaron el amor al saber: uno era un auténtico apasionado de la lectura y era un matemático aficionado; el otro le enseñó  ciencias y biología.

Bajo la guía del preceptor de sus hermanos I.I. Malévich. Sofia comenzó sus primeros estudios reales de matemáticas. A los trece años empezó a mostrar muy buenas cualidades para el  álgebra. Acerca de esa época escribió: Comencé a sentir una atracción tan intensa por las matemáticas, que empecé a descuidar mis otros estudios.

Pero su padre, un teniente general de artillería al que le horrorizaban las mujeres sabias, decidió interrumpir las clases de matemáticas de su hija. Aun así, Sofia siguió estudiando por su cuenta libros de álgebra y pidió prestado un ejemplar del Álgebra de Louis Bourdon que leía por la noche cuando el resto de la familia dormía. Así, aquello que nunca había estudiado lo fue deduciendo poco a poco.


Para poder seguir unos estudios científicos en el extranjero, puesto que Rusia no daba pasaportes a mujeres solteras, ni permitía que una mujer viviera separada de su familia, Kovalévskaya pactó un matrimonio de conveniencia a los 18 años con el  paleontólogo Vladímir Kovalevski   juntos viajaron a Viena. Y ella se inscribió en la  Universidad de Heidelberg en 1869 y siguió allí los cursos de Hermann Ludwing von Helmholtz y Leo Lonigsberber .

Universidad de Heidelberg

Estos profesores le aconsejaron marchar a  Berlín a recibir clases de Karl  Weierstrass (matemático, padre del análisis moderno), pero de forma privada, las mismas que éste impartía en la universidad, ya que ésta no permitía la formación de mujeres. Karl Weierstrass lo hacía con gusto, pues era una de sus mejores discípulas. Al mismo tiempo que estudiaba, comenzaba su trabajo de doctorado. Empezó a investigar sobre tres tesis en noviembre de 1872: dos memorias sobre matemáticas y una sobre astronomía.  La primera era sobre ecuaciones con derivadas parciales, en la que consiguió corregir y mejorar un resultado de Cauchy  (enunciando y demostrando lo que hoy se llama el  Teorema de Cauchy- Kovalévskaya). La segunda era un estudio sobre las integrales abelianas y la tercera explicaba la forma de los anillos de Saturno.

Karl  Weierstrass ( padre del análisis moderno)

Por estas tres memorias obtuvo el título de doctora summa cum laude en la Universidad de Gotinga  en 1874, siendo la primera mujer en obtener este título no solo en Alemania, sino en el mundo. Weierstrass le había buscado una universidad que aceptase doctorar a una mujer, por más que, como él decía, cada uno de estos tres trabajos hubiera bastado por sí solo para hacer una tesis doctoral; lo consiguió a condición de que no pasara el examen oral, esto es, Sofía se doctoró in absentia.

                                                               Sofia Kovalévskaya en 1880.

Volvieron entonces a Rusia, pero ella no encontró modo de ejercer su oficio de matemática ni convalidar su título; además, una especulación inmobiliaria prácticamente arruinó a la pareja, que atravesó entonces por grandes estrecheces económicas, agravadas al nacerles una hija, Sofía (Fufa), el 17 de octubre de 1878. Tras unos años de interrupción, volvió en 1880 a las matemáticas, aunque su marido subestimaba sus cualidades científicas; tradujo su disertación al ruso y la presentó a un congreso en ese mismo año. Para escapar de los acreedores se mudaron a Moscú, donde ella asistió regularmente a los eventos de la Sociedad Matemática de Moscú.

Estaba nuevamente tan fascinada por las matemáticas que decidió viajar a Berlín durante dos meses para actualizarse y conectar con las investigaciones recientes. Como ya no podía ayudarle, dejó en marzo de 1881 a su esposo, que ahora se había enredado en otro ruinoso negocio petrolero, y a finales de año se mudó a  París con su pequeña hija. En 1882, ya había conocido a los matemáticos franceses más importantes y, en julio, fue aceptada en la Sociedad Matemática de París.

Sofía pudo trabajar a prueba durante un año en la Universidad de Estocolmo  en 1884 como Privatdozent (profesor que recibía salario de sus alumnos en lugar del gobierno). La decisión no gustó nada a los machistas: en agosto de 1884 el dramaturgo August Strindberg  escribió en un periódico lo siguiente:

Que una mujer sea profesora de matemáticas es un fenómeno perjudicial y desagradable, en efecto, e incluso se podría llamar monstruoso. La invitación de esta mujer a Suecia, cuando sobran profesores varones que superan con creces sus conocimientos, solo puede explicarse por la cortesía que los suecos tienen hacia el sexo femenino.

 

Aunque empezó dando clases en alemán, a los seis meses ya había aprendido el sueco. Durante este tiempo, Sofía escribió el más importante de sus trabajos, que aportaba una nueva solución a uno de los problemas que más habían atribulado a matemáticos famosos: la rotación de cuerpo sólido en torno a un punto fijo, problema tan difícil que la Academia de Ciencias de Berlín había propuesto un premio hacia 1850 sin obtener ningún resultado. Y por su trabajo innovador y original sobre este tema obtuvo el premio Bordin de la Academia de Ciencias de París (1888), y el de la Academia de Ciencias de Estocolmo al año siguiente. Además le dieron un puesto permanente de profesora en la Universidad de Estocolmo, convirtiéndose así en una de las primeras mujeres profesoras de universidad de Europa.

Falleció de neumonía a la temprana edad de cuarenta y un años, el diez de febrero de 1891. Está enterrada en el cementerio del Norte de Estocolmo.

Entre sus trabajos, figuran: Sobre la teoría de las  ecuaciones diferenciales  que apareció en la  Reviste de Crelle y Sobre la rotación de un cuerpo sólido alrededor de un punto fijo.

El cuento homónimo del libro Demasiada felicidad, del Premio Nobel de Literatura, Alice Munro,  está inspirado en la vida de Kovalévskaya.

PARA LOS MÁS CURIOSOS

Se suele pasar por alto que también fue escritora. Se le deben unos Recuerdos de mi infancia, impresos con gran éxito en 1889; algunas piezas teatrales (en colaboración con Anne Charlotte Leffter y una novela parcialmente autobiográfica, Una nihilista (1899), que fue traducida al español por la eslavista Sofía Casanova  en 1909 y actualmente se puede conseguir.

Mientras estudiaba en Heildelberg ayudó a otras mujeres a salir de Rusia y a recalar en la vieja ciudad universitaria a orillas del Neckar: HeidelbergSu amiga Julia Lérmontova fue la primera doctora en química de su país.

  


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