María Gaetana Agnesi
nació en Milán, el 16 de mayo de 1718, y procedía de una familia pudiente e
interesada en las artes y las ciencias. Su padre, Pietro Agnesi, fue profesor
de matemáticas en la Universidad de Bolonia. Su madre, Anna Fortunata Brivio,
era de la familia aristocrática Brivio.
La joven María perdió a su madre a la edad de trece
años, por lo que su padre llegó a casarse dos veces más, y extendió la
familia a 21 hijos. María fue una niña muy brillante: a los cinco años
hablaba francés perfectamente, como su italiano natal. Unos pocos años más
tarde, dominaba el latín, el griego, el hebreo y el español, y ya desde una temprana
edad, se preocupó por los derechos de la mujer y su acceso a la educación.
El ambiente familiar influyó muy positivamente en que
pudiera explotar todo su potencial intelectual. De hecho, una de sus hermanas,
Maria Teresa Agnesi Pinottini, fue una famosa compositora que deleitaba a las
visitas tocando el clavicémbalo.
María era una chica retraída y muy devota, deseaba
entrar en un convento pero su padre no se lo permitió. Cuando la madre de María
muere durante el parto de su octavo hijo, ella misma se hizo cargo de la casa y
de sus hermanos, apartándose de la vida pública. Sus deseos se redujeron a
poder ir a misa siempre que quisiera, vestir sencilla y humildemente, y no
tener que asistir a bailes y fiestas. Probablemente esta vida austera fuera el
mejor derrotero para María, ya que su padre pecaba de un afán exhibicionista
con sus dos talentosas hijas, en un salón de los más concurridos por los
intelectuales de toda Italia.
A los doce años, María había sufrió una enfermedad que
los médicos no fueron capaces de diagnosticar. Sus convulsiones se achacaron al
estudio excesivo, por lo que se le indicó que se divertirse más y pasearse a
caballo. Sin embargo, estos remedios no resolvieron el problema y se le pidió
que fuera moderada en todas sus actividades.
Portada de la primera edición de las Instituciones Analíticas
María tuvo una
excelente formación matemática; por ejemplo, a los catorce años ya estudiaba
balística y geometría. Tuvo tutores que la iniciaron en estos estudios
matemáticos, como el monje Ramiro Rampinelli, que había enseñado matemáticas en
Roma y en Bolonia, y fue quién la puso en contacto con los Ricatti. Su fama
matemática se consolidó con su obra Instituzioni
analítiche ad uso della gioventú italiana, publicada en Milán en 1748, y
dedicada al análisis matemático. La obra fue editada por ella misma, y adquirió
rápidamente notoriedad entre los matemáticos de la época, porque puede
considerarse como el primer texto completo de Cálculo, incluyendo el cálculo
diferencial y el cálculo integral. Es un gran trabajo con unas 1000 páginas
repletas de ilustraciones y ejemplos.
Fue traducida a varios idiomas y utilizada para aprender matemáticas
durante más de cincuenta años en muchos países de Europa.
Entre 1750 y 1752 consta que era catedrática de matemáticas en la Universidad de Bolonia, ciudad que en esa época pertenecía a los Estados Pontificios. El Papa escribió a Agnesi el 2 de septiembre de 1750: En tiempos pasados Bolonia ha tenido en puestos públicos a personas de vuestro sexo. Nos parece adecuado continuar con esa honorable tradición. Hemos decidido que se le adjudique la bien conocida cátedra de matemáticas….
¿La bruja de Agnesi?
Hoy en día, María Gaetana es también recordada por su
curva “embrujada”, pero que no se trata de ningún hechizo, ni María era una
bruja. La historia por la que la curva recibió este nombre surge de la mala
traducción del término versiera, del
latín vertere, que es un término naval, que identifica la
cuerda o cabo que hace girar la vela. John Colson, el traductor inglés, la
confundió con la palabra avversiera, que
significa diablesa o bruja. La ecuación de su curva embrujada es la siguiente:
donde a es un parámetro (de hecho, el radio de la circunferencia inicial con la que se construye la curva). Para a = 1/2, resulta:
y esta es su representación gráfica:
La magia de esta curva es que aunque su contorno sea
infinito, el área encerrada bajo la curva es finita y proporcional al área de
un círculo; además, el volumen engendrado por la revolución de esta curva
alrededor de su asíntota es cuatro veces su hipotético volumen.
La curva tiene interesantes aplicaciones en física y
en estadística. Desde el punto de vista de la estadística, la distribución de
Cauchy de una variable aleatoria se expresa como una curva de Agnesi. Así
mismo, en la física, pueden explicarse fenómenos de resonancia atómica cuando
incide radiación monocromática sobre un electrón. La intensidad de esta
radiación dependerá de la longitud de onda con que incide esta luz, y la
relación entre estos dos parámetros puede modelizarse mediante la curva bruja
de Agnesi.
Su padre Pietro Agnesi muere en 1752, y a partir de
ese momento, María se siente libre y abandona las matemáticas para atender a sus tendencias religiosas,
dedicando mucho tiempo al estudio de la Teología, especialmente de la
Patrística. De hecho, María se desprendió de gran parte de su fortuna en obras
de caridad y ejerció, desde 1771, por designación del arzobispo Tozzobonelli,
el cargo de directora del Hospicio Trivulzio de Milán donde se concentró en el
cuidado de los menesterosos y enfermos, sobre todo mujeres mayores, y donde
ella misma muere el 9 de enero de 1799.
Al final de su vida era famosa en toda Europa como una de las mujeres de
ciencia más capaces del siglo XVIII. Un cráter de Venus lleva su nombre en su
honor. En la Biblioteca Ambrosiana de Milán se
guardan sus obras inéditas que ocupan veinticinco volúmenes.
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