Hay muchas formas de perpetuarse y
burlar la muerte: tener hijos, plantar un árbol, escribir un libro. Un método muy sencillo y que deja una huella
imborrable es el epitafio. Hay epitafios originales, graciosos,
poéticos y, por qué no, también matemáticos.
Uno de los más famoso es el de Diofanto de Alejandría, que vivió en el siglo III y es considerado el padre del álgebra. En su epitafio aparecía escrito:
Caminante, esta es la tumba de
Diofanto: es él quien con esta sorprendente distribución te dice el número de
años que vivió. Su niñez ocupó la sexta parte de su vida; después, durante la doceava parte su
mejilla se cubrió con el primer bozo. Pasó aún una séptima parte de su vida
antes de tomar esposa y, cinco años después, tuvo un precioso niño que, una vez
alcanzada la mitad de la edad de su padre, pereció de una muerte desgraciada.
Su padre tuvo que sobrevivirle, llorándole, durante cuatro años. De todo esto
se deduce su edad.
Unas sencillas cuenta que se pueden hacer con los alumnos nos dan su edad 84 años y la de su hijo 49.
Hay otros famosos epitafios como el de Arquímedes, en su desaparecida tumba se dice que había tallado un dibujo de una esfera contenida dentro de un cilindro. Esto se debe a que fue el propio Arquímedes el que demostró que el volumen de una esfera corresponde a dos terceras partes del cilindro con el mismo radio y altura.
En la tumba de Jakob Bernoulli aparece una espiral equiangular, que él mismo estudió en profundidad, y la frase Aunque cambiado resurgiré (Eadem mutata resurgo).
En la tumba de Isaac Newton,
uno de los mejores matemáticos y físicos que ha existido, aparece la fórmula de
uno de sus resultados más célebres: el Binomio que lleva su
nombre.
Otro mensaje interesante no los que nos dejó René
Descartes, que dice
Está disfrutando de la Verdad que persiguió durante toda su vida.
Paul Erdös, fue un matemático húngaro inmensamente
prolífico y famoso por su excentricidad que, con cientos de colaboradores,
trabajó en problemas matemáticos. En su epitafio dice : “Por fin ya no me
vuelvo más y más estúpido”.
Évariste Galois,fue un
matemático que murió con 21 años, por alma de fuego, en un duelo en
1832. Sin embargo, la Teoría de Galois constituye una de las bases matemáticas de la modulación CDMA utilizada
en comunicaciones y, especialmente, en los sistemas de navegación por satélite como GPS, GLONASS y
otros. Su epitafio dice “Sin saber aún si la pasión es racional o
irracional, pero con la certeza de que has sentido y has vivido”.
Curiosa es también la tumba de Ludolf van Ceulen, matemático alemán que halló los 35 primeros decimales de Pi, en la que aparece grabado dicho número. Como curiosidad, cabe destacar que al número Pi se le conoció durante muchos años como “número ludalfiano”. Entre 1603 y 1610 calculó la aproximación con los 15 dígitos exactos:
3,14159265358979323846264338327950288.
Por último, el de David Hilbert que vivió para ver a los nazis purgar a la mayoría de miembros facultativos sobresalientes de la Universidad de Göttingen, en 1933. Para cuando Hilbert murió en 1943, los nazis habían reestructurado casi por completo la universidad, ya que mucho del personal facultativo anterior era judío o estaba casado con judíos. Al funeral de Hilbert asistió menos de una docena de personas, y solo dos de ellas eran colegas académicos. En su tumba se puede leer “Wir müssen wissen, wir werden wissen”, que significa Debemos saber, sabremos.
Muchas cosas haremos en la vida pero debemos ser conscientes de la
dificultad que representa elegir el mensaje que queremos que hable por nosotros
durante el resto de la humanidad ¿has
elegido ya el tuyo?
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